Del burócrata al bitócrata: cuando la IA toma el mando
La burocracia de ventanilla se disuelve en pantallas y algoritmos: en este episodio veremos, de la mano de Susana de la Sierra, catedrática de derecho administrativo, cómo la inteligencia artificial entra en la administración pública y redefine quién decide, quién entiende y el riesgo de que haya quién se quede atrás.
Ventanillas, sellos y formularios interminables conviven hoy con chatbots, expedientes electrónicos y algoritmos capaces de sugerir qué ayuda pública se concede y a quién. La administración se está transformando en un espacio donde el papel pierde peso y los datos son el nuevo lenguaje. Pero esa promesa de eficiencia choca con una realidad tozuda: casi todo el mundo tiene Internet, pero no todo el mundo sabe, puede o quiere usarlo. En España, millones de personas, especialmente en entornos rurales, siguen sin una conexión fija rápida y se arriesgan a convertirse en ciudadanos de “segunda velocidad” en lo digital.
En este episodio de Moliendo Bits, Fran y Carlos abren la puerta a una pregunta inquietante: ¿estamos pasando del burócrata de ventanilla al bitócrata invisible que decide desde un algoritmo? Para recorrer este territorio complejo, cuentan con una invitada excepcional: Susana de la Sierra, catedrática de Derecho Administrativo en la Universidad de Castilla-La Mancha, experta en cómo el Derecho dialoga con la tecnología, investigadora principal de proyectos como Prodigia y Prodigital y una de las ponentes de la Carta de Derechos Digitales en España.
A lo largo del programa, se explora cómo la IA ya está presente en la administración pública —desde sistemas antifraude hasta asistentes virtuales—, qué marcos legales se están diseñando para controlarla, y de qué manera puede ayudar o perjudicar especialmente a las personas más vulnerables. También se mira a Castilla-La Mancha como laboratorio vivo de transformación digital, con iniciativas concretas contra la brecha digital y proyectos innovadores que conectan tecnología y servicios públicos. Entre entusiasmo y cautela, el episodio invita a imaginar la administración del futuro: más rápida y personalizada, sí, pero también sometida a nuevas preguntas sobre transparencia, responsabilidad y derecho a seguir siendo analógicos.
De los papeles a los algoritmos: la IA entra en la administración
En esta primera parte se aterriza una idea clave: la inteligencia artificial en lo público ya no es ciencia ficción. Se explica, con ejemplos próximos, cómo ayuntamientos y administraciones utilizan la IA para gestionar trámites, detectar fraudes o priorizar solicitudes. Se comentan casos cotidianos reconocibles por cualquier ciudadano y se plantea la gran promesa de la digitalización: menos colas, menos papeleo, más rapidez en las respuestas.
Al mismo tiempo, se abre el melón del trato humano: aunque la IA pueda agilizar procedimientos, muchas personas siguen prefiriendo hablar con alguien “de carne y hueso” cuando se juega algo importante. La sección explora cómo combinar automatización y cercanía para que los nuevos “bitócratas” no resulten fríos, opacos o intimidantes.
Control humano, transparencia y marcos legales
Aquí el foco se desplaza al corazón jurídico del asunto: si un algoritmo influye en una decisión pública, ¿cómo se garantiza que esa decisión sea comprensible y justa? Se aborda el reto de la explicabilidad: que el ciudadano pueda entender, al menos en términos generales, por qué se le concede o deniega una prestación.
Se comentan los avances normativos, desde el futuro Reglamento europeo de IA hasta las iniciativas nacionales y la creación de una Agencia estatal de supervisión de la IA. Susana explica por qué insiste en que “el ser humano debe llevar siempre las riendas” y se plantean preguntas delicadas: cuando la IA se equivoca, ¿quién responde?, ¿cómo se asegura que haya siempre un funcionario o autoridad supervisando la decisión final, y no una delegación ciega en la máquina?
Vulnerabilidad, brechas digitales y derecho a ser analógico
En esta sección se hablan sin rodeos de exclusión. La digitalización de los servicios públicos puede dejar atrás a personas mayores, habitantes de zonas rurales, personas con discapacidad o ciudadanos con pocas competencias digitales. Se repasan las brechas que más preocupan y qué significa, en la práctica, reconocer un posible derecho a ser analógico para quienes no puedan o no quieran usar herramientas digitales.
La IA también puede convertirse en aliada de la inclusión: se presenta la idea de la preconcesión de ayudas, donde la administración identifica a personas vulnerables y les reconoce automáticamente determinadas prestaciones, sin necesidad de que las soliciten, adelantándose a sus necesidades.
Sin desvelar todos los detalles, se esbozan posibles escenarios donde los datos y la IA podrían facilitar la vida de quienes hoy encuentran barreras, siempre que se respeten la privacidad y las garantías jurídicas.
Castilla-La Mancha como laboratorio digital
La conversación se centra después en Castilla-La Mancha, una región marcada por el mundo rural y la dispersión geográfica. Esa realidad, que agrava la brecha digital, también se presenta como una oportunidad para experimentar con proyectos que acerquen la administración digital a todos los rincones.
Se comentan iniciativas ya en marcha, como programas de capacitación digital para miles de ciudadanos, y se extraen lecciones que podrían inspirar a otras comunidades autónomas que busquen una digitalización más inclusiva y sensible al territorio.
Mirando al futuro: la administración bitocrática
En la recta final, el episodio se asoma a la administración pública de dentro de diez años: un ecosistema donde la IA podría ayudar a personalizar servicios, anticipar necesidades sociales y simplificar procesos de manera drástica.
Pero junto al entusiasmo aparece la cautela: se habla de los riesgos de automatizar sin control, de la importancia de la educación digital y de mantener vivos los principios del Estado social en la era de los algoritmos. La invitada cierra con un mensaje para la ciudadanía sobre cómo convivir con la inteligencia artificial de forma segura, ética y razonablemente optimista, sin perder de vista que la tecnología debe estar al servicio de las personas… y no al revés.
Enlaces de interés
- Grupo de Investigación Comunicación Pública: Poder, Derecho y Mensaje : Comunicación Pública: Poder, Derecho y Mensaje
- Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública - Carta de Derechos Digitales: Carta de Derechos Digitales
- Programa completo en CMMPlay: Castilla-La Mancha Media

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